El incendio declarado en la partida Rabosina, en el término municipal de Torremanzanas, en Alicante, se ha cobrado ya la vida de dos personas que participaban en las tareas de extinción. Un agente medioambiental murió ayer domingo, mientras que en la madrugada del lunes ha fallecido un brigadista, uno de los tres heridos en la extinción del fuego y que fue ingresado en el Hospital General de Alicante, según ha informado a este diario el Centro de Coordinación de Emergencias.

La imprudencia humana parece estar detrás de la mayoría de los incendios que se han declarado durante el segundo fin de semana de agosto en distintos puntos de España: La Gomera, Tenerife, Ourense, Huelva, Ciudad Real, Guadalajara y Alicante. La ola de calor hizo el resto.

En Canarias más de 4.500 personas tuvieron que ser desalojadas de forma preventiva por las llamas. Y la Unidad Militar de Emergencias (UME) tuvo que desplegar hasta 1.200 militares durante todo el fin de semana para intentar sofocar ocho incendios.

El partido Equo, dirigido por el expresidente de Greenpeace España, Juan López Uralde, acusó de “pasividad” al Ejecutivo y reclamó medidas urgentes. “El Gobierno está actuando como si esto fuera inevitable y ni se ha molestado en visitar las zonas afectadas”, criticó en un comunicado.

En lo que va de año el fuego ha devorado más superficie que en todo 2011. Este es un repaso a los principales fuegos activos de este domingo.

» Alicante. El consejero de Gobernación, Serafín Castellano, que se desplazó hasta el incendio de Torremanzanas en el que han perdido la vida dos personas, apuntó al fallo mecánico de un coche como posible causa del fuego: al abrir el capó del vehículo, habría salido una llamarada. Según aseguró Castellano en la tarde del lunes, el fuego está controlado y sin llamas, aunque ha asolado 600 hectáreas. En la extinción del incendio, que afecta a una pinada, participaban una sección de la UME y 14 medios aéreos (ocho helicópteros y seis aviones), cinco brigadas, cinco autobombas, siete vehículos de bomberos y voluntarios. El fuego obligó a desalojar un campamento en el que pasaban las vacaciones unos 130 niños, y algunas casas diseminadas.